¿Boleta única? ¿Boleta única electrónica? ¿Boleta partidaria? Esa es la cuestión

Artículo publicado  Semanario Parlamentario, Marzo 2015

Cuando aún, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) no tiene código electoral propio, ni ley de partidos políticos, ni cuenta con tribunal electoral con competencia exclusiva, tal como lo posibilita el artículo 113 inc. 6 de la Constitución de la ciudad, los tres poderes del estado porteño, coincidieron y aprobaron el reemplazo del sistema de votación tradicional -mediante boleta partidaria- por el que conocemos como Boleta Única (BU) y, dos de ellos -el ejecutivo y el judicial-, también dieron el aval, para transformarla en Boleta Única “Electrónica” (BUE), para éstas próximas elecciones locales, cuya primera prueba sería el 26 de abril.

La cosa no es tan sencilla como parece porque para éstas elecciones en la CABA (donde su cronograma ya está atravesando etapas determinantes como la presentación de precandidaturas y su oficializaciones), porque en principio, no sólo, se incorporaría una nueva forma de emisión del voto -reemplazando el papel por un acto electrónico- sino porque también se estrena una modificación al sistema electoral local con la introducción de primarias abiertas simultaneas y obligatorias (PASO), y una modificación a la instrumentación del voto que es la Boleta Única (BU).Entonces, hablamos de 3 importantes novedades que deberán considerar los electores de la ciudad, en aspectos de fondo y de forma:* LAS PASO: primaria, que no es exactamente igual a la nacional, dado que no incluye formula completa en la categoría de Jefe de Gobierno, porque la ley local habilitó a que sea el ganador de la misma, quien elija a su vicejefe, que aparecerá en la boleta recién en la general del 5 de julio.

También van a primarias los precandidatos a consejeros de las Juntas Comunales, órgano ejecutivo colegiado de 7 miembros, que se elige en forma proporcional, como los legisladores, lo que anticipa un inusitado aumento de anotados y boletas para el stress, sean éstas partidarias o sean únicas, dado que son distintas en cada una de las 15 Comunas y ya hay 11 alianzas inscriptas. El dilema radica en la cantidad de boletas que habría, en el caso de la partidaria, y en el tamaño de la papeleta en el caso de la BU.

Así las cosas, éste cálculo puede ser una razón atendible para haberse puesto a pensar en algo que evite el papel.* LA BOLETA UNICA: se diferencia de la boleta partidaria – que es la que usamos en las elecciones nacionales hace años- y se caracteriza por presentar todas las ofertas de listas en un solo papel o plantilla, que por cuestiones de espacio, generalmente se identifican por logotipos y/o la imagen de quienes las encabezan, en la que usted deberá marcar su preferencia con una lápiz, detrás de un biombo especial. Corresponde una boleta por elector, y es brindada por la autoridad de mesa al momento de votar. Goza de la ventaja de asegurar que el votante tiene a la vista todas las agrupaciones oficializadas, hecho que se ve disminuido con la boleta partidaria, cuando, excepcionalmente, se acaban o son sustraídas del cuarto oscuro.

En nuestro país se usan dos tipos de Boleta Única: 1) la que contiene la lista con todas las categorías adheridas (Ej. gobernador, diputados) y que permite “el efecto arrastre” entre ellos y 2) la que separa las categorías, para lo cual en la mesa de autoridades se entrega una boleta única por cada una de las categorías a elegir (EJ. una para gobernador, una para diputados). El primer caso se da en Córdoba, el segundo en Santa Fe. En CABA, se prefirió emular a la “Docta”. Son entendibles los motivos. Las categorías pegadas favorecen al conjunto de candidatos de un partido, y además aseguran gobernabilidad. Pero, en Córdoba no hay PASO, por lo que la BU allí, tiene un tamaño aceptable y no deja tan expuesta la debilidad de la BU: que a pesar de contener todas las agrupaciones, le es materialmente imposible mostrar todos los candidatos al votante, y las listas con sus nombres deben ser revisadas en afiches aparte, hecho que no ocurre con la boleta partidaria, pues allí sí están impresos todos los nombres de la lista. Tampoco modifica los principios de la mal llamada “lista sabana”.* EL VOTO ELECTRONICO: se trata de una forma tecnológica de emisión del sufragio. Existen diversos tipos.

El elegido para la CABA, es un sistema “_mix_” entre voto electrónico y boleta única (BU) que da como resultado la “Boleta Única Electrónica” (BUE), que en el país una sola firma es dueña de la patente. Su originalidad radica en que además de votar en la pantalla, la máquina electrónica le imprime su voto para que usted lo coloque también en una urna.A estos cambios que sorprenderían al elector mas adiestrado, se le suman el deber de votar en al menos 4 oportunidades -pueden ser 6 si hay segundas vueltas- y en todas ellas, tal vez, en formas distintas: en las PASO locales del 26 de abril, con boleta única en papel o partidaria y BUE en alguna comuna; en las generales locales del 5 de julio con BUE, y en las nacionales del 9 de agosto y 25 de octubre con boleta partidaria.Esto es consecuencia de la decisión de dar marcha atrás a lo previsto en la ley 4894 Anexo II, que pone en vigencia la BU local -pensada originalmente en formato papel-, y también del Decreto 441/2014, reglamentario de dicha BU, que la transforma en electrónica, es decir en “BUE”, que se determinó sin el tamiz y aprobación de la Legislatura Porteña, conforme lo previsto en la misma ley, en su artículo 25, (y que a pesar de los reclamos partidarios en ese sentido, fue declarada constitucional su aplicación por el Tribunal Superior de Justicia de la CABA, menos por su ex presidente, que se apartó del cargo previendo éstas cuestiones).Entonces, aunque se derogue el decreto reglamentario que la transforma en electrónica, subsiste la ley que impone la BU papel. Por lo que, cualquier decisión respecto a la forma de emitir el sufragio de los porteños, ahora deberá resolverse en el ámbito parlamentario de la ciudad, inmediatamente.

Sin olvidarnos del hecho de que ya está adjudicada y publicada en el Boletín Oficial, la provisión de máquinas de votación electrónica de la empresa MSA- VOTAR, por más de 200 millones de pesos, para la prestación en las elecciones de la CABA 2015, entre ellas las PASO, que finalmente no se realizarían con esta tecnología.En este contexto, un detalle procesal, es que el actual cronograma electoral de la CABA ésta transitando conforme a los plazos para la presentación de la sigla, monograma, logotipo, distintivo, la denominación, fotografías y el número, elementos propios del contenido de LA BU.

En el caso de la boleta partidaria además de eso, los pasos de los apoderados se completan con otros y ya luego del cierre de alianzas –etapa superada en la CABA- las agrupaciones políticas inmediatamente eligen primero los colores, para luego, cuando estén oficializados los precandidatos a PASO, se definan las diferencias de tonalidad de las listas que se propongan finalmente dentro de cada Frente. Todo ello, sin dejar de mencionar además, que las boletas partidarias deben ser provistas por los partidos políticos a su costo, conforme leyes de financiamiento, mientras que la BU o la BUE, es administrada y facilitada por las autoridades electorales competentes, lo que alivia a los partidos de éstos menesteres.

El tema prioritario y que preocupa más, es el respeto por las garantías brindadas al elector en relación a su voto. El voto es el pilar de la democracia, es el más sagrado y contundente de los derechos políticos. Su materialización debe ser clara, comprendida, accesible y aceptada por los ciudadanos. La capacitación responsable y previsora en ese sentido es vital para la suerte del proceso de cambio de algo tan arraigado, como es nuestra forma de emitir el voto y debe darse sin el apremio ni las urgencias de los años electorales.

Estas consideraciones son determinantes para sostener una elección libre.Por otro lado, también inquieta el desconcierto de los precandidatos, que en su doble carácter de electores y elegibles, no tienen conocimiento, de qué clase de sufragio lo presentará ante los votantes el día de la elección, ni cómo. No es lo mismo hacer campaña con la boleta que usamos los argentinos desde 1912, que brinda al elector la posibilidad de conocer, tener, leer y familiarizarse mucho antes del día de los comicios, pues el candidato de su preferencia o en el partido se la brindan, que con la BU, que por ser única, será contactada y conocida la original, al momento mismo de emitir el voto.

También difiere la metodología para captar votos de los partidos políticos en campaña, cuando el elector para encontrar su favorito y emitir su elección se enfrenta a una pantalla.Atender a esas consignas implica como minino, tener en cuenta la experiencia ajena, -nos enseñaba a sus alumnos un profesor de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba- “porque la de uno siempre llega tarde”… advertía.

Esa imprevisión es la que hoy está padeciendo y complicando el proceso electoral que pone en juego, ya en unas semanas, de nada menos, que las autoridades de la Capital del país, y cuyo gobierno está en manos de unos de los candidatos presidenciales de entre los 3 primeros con mayor intención de voto. Por lo que algunos, de paso, especulaban con la idea -salvando los no pocos impedimentos legales y prácticos- de hacer coincidir las elecciones locales –ya convocadas separadas- con las elecciones nacionales.

Es justo reconocer que los cambios al sistema de emisión del voto, los han implementado exitosamente en otros distritos nacionales y también extranjeros, con el común denominador del tiempo y la gradualidad, tanto en el análisis de las posibles reformas, como también en su práctica.En el caso de la aplicación de la Boleta Única (BU), bien hubiera venido seguir los pasos de lo realizado en la provincia de Córdoba –no solo en diseño final de la boleta, que es también el elegido por la CABA-, sino en la decisión del gobierno de dicha provincia mediterránea de crear a fines de 2007 una Comisión Consultiva de Expertos para Reforma Política y Electoral de Córdoba (CCE), entidad específica, autónoma e idónea que estuvo a cargo de Daniel Zovatto, reconocido especialista en temas electorales a nivel internacional, director Regional de IDEA Internacional para América Latina, rectores de Universidades, constitucionalistas, entre otros especialistas, que trabajaron “ad honorem” y con plazo de 9 meses para expedirse, siendo ésta la primera etapa[i] de un largo proceso que se ejecutó en las elecciones de mayo de 2011, que incluyo las sanción de nuevas leyes electorales, una segunda de reformas legislativas, una tercera de desarrollo del “Plan estratégico de Implementación de la reforma política” y una cuarta, de puesta en marcha de las elecciones 2011, bajo la mirada una Comisión Interpoderes de Seguimiento de los Procesos Electorales y posteriormente, por observadores locales, nacionales e internacionales.

Los miembros de la CCE, a la hora de realizar un diagnóstico de las fortalezas y debilidades del sistema político-electoral de la provincia de Córdoba y plantear propuestas de reforma, procuraron tener una mirada plural, amplia e independiente de las urgencias políticas de coyuntura, que –en su opinión- pueden llegar a apremiar a quienes desde un espacio político particular propician y> pugnan por determinados postulados[ii].En ese marco, la CCE ha puesto en práctica un amplio proceso de recepción de propuestas en materia político-electoral, que incluyó a partidos políticos, autoridades de los poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo provinciales, intendentes, universidades, gremios, empresarios, colegios profesionales, organizaciones de la sociedad civil, representantes de comunidades religiosas, medios de comunicación social y a la ciudadanía en general, tanto en la ciudad de Córdoba como en el interior provincial.

También es valiosa la experiencia de implementación de la BU en la provincia de Santa Fe, que además de ser pionera su aplicación en la Argentina, se estrenó con PASO locales, en 2011, y si bien, el tiempo fue menor entre la sanción de la ley que incorporaba la BU, ya los santafecinos conocían el sistema de primarias desde el 2005 y contaron con el apoyo de entidades de la sociedad civil y de la cooperación técnica de la Organización de los Estados Americanos (OEA).Respecto a las nuevas tecnologías electrónicas, el ejemplo local es sin dudas el de la provincia de Salta, que optó por la BUE –de la misma empresa que fue adjudicada en la CABA-, que inicio su proceso de implementación escalonado, con pruebas piloto en 2009, en una elección de cargos legislativos, en algunas mesas. Luego enelecciones de 2011, se aplicó al 33% del padrón y en los comicios legislativos de 2013, alcanzó el 100%.

Recién este año, se aplicará para toda la provincia en las PASO, con categorías ejecutivas.La CABA, cuenta con áreas específicas en materia electoral en el poder Ejecutivo, tales como la Subsecretaría Asuntos Políticos, con una Dirección General de Reforma Política, que viene desarrollando, en convenio con la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Cámara Nacional Electoral (CNE) un exitoso programa de capacitación electoral denominado “Mi voto, mi elección” que ya había iniciado las charlas de aprendizaje sobre el voto con BU.

También tiene una Dirección Electoral, con funciones operativas, con buen desempeño. En el legislativo, cuentan con Comisiones afines como la de Asuntos Constitucionales y la de Descentralización, con legisladores anticipados y preparados, que vienen trabajando a fondo la implementación de normas electorales propias de la CABA, tales como un Código Electoral, una ley de Partidos Políticos y de Financiamiento, con atención a la participación de las Comunas. En el poder judicial, la competencia originaria en materia es del Tribunal Superior de Justicia, que tiene una secretaria específica, que ha garantizado como autoridad electoral, la realización de todos los procesos comiciales a su cargo, sin mayores inconvenientes.

La Auditoria General de la ciudad tiene en su órbita el control los gastos de campaña a través de su Dirección General de Asuntos Institucionales y de los Partidos Políticos, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad tiene una Subsecretaría de Derechos Políticos y un observatorio que vienen realizando aportes a través de sus informes y proyectos. En la CABA, hay muchas Universidades, y organizaciones no gubernamentales (ONGs.), académicos y consultores con trayectoria en temas políticos electorales, es sede central de todos los partidos políticos, y de las autoridades nacionales en materia de elecciones que también aportan y colaboran. Con este panorama -y teniéndolo todo para una reforma electoral sin sobresaltos-, no se explica porqué se llega, en distrito de la CABA, a poner en riesgo la integridad y certeza con la que ya contaban los votantes porteños respecto de su voto, y por ende, y en juego la confianza de los resultados de sus decisiones soberanas, que han legitimado a sus representantes desde que votan, sean de un color u otro.

Valores tales que deben ser administrados con un alto grado de responsabilidad social, para no lograr efectos contrarios.Para ello, y más allá de cualquier especulación política que siempre ésta presente en estas instancias, ante la incertidumbre que se está generando en torno al fracaso en la implementación de la BUE ésta ocasión, los responsables de las elecciones en la ciudad, que son conscientes de la existencia de una tradición en la manera de votar, tal vez deberán recurrir -al menos en éstas PASO- a la clásica y no tan ponderada, “boleta partidaria”, pero bien conocida y usada.

En este contraste, sería justo reconocérsele algunas virtudes como ser propia de nuestra argentinidad, completa, tangible, conocida por todos, vigente en nuestras elecciones nacionales -y en 21 distritos provinciales- que en esta oportunidad puede salvar de este escollo las elecciones primarias porteñas. Mientras, el resto, tendremos en cuenta ésta experiencia ajena antes de decidir aclamados cambios, sin la suficiente maduración.La autora es abogada. Asesora de la Cámara de Diputados de la Nación. Especializada en cuestiones electorales.

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