Publicado en Misiones Opina – 2015/09/09

 

 

Libertad de Sufragio

La mayoría de las personas reclamamos por más libertades cada vez que la vemos amenazadas y nos asustamos cuando las libertades se acortan por distintos motivos. Existen libertades políticas, libertades institucionales, libertades amorosas, libertades legales, y en todas sus variantes; pero aquí nos interesa hablar de las libertades políticas, de los derechos que tenemos los ciudadanos a un sufragio libre sin condicionamientos de ningún tipo. Sin olvidar que la libertad es parte de una relación social, porque hay alguien que restringe pero también alguien que ejerce esa libertad que conlleva un compromiso y una responsabilidad.

Los límites del sufragio libre, están asociados a variables económicas, a capacidades intelectuales, a intereses políticos y hasta intereses laborales. Si una de estás variables se encuentran vulneradas por algún motivo todo se pone en duda y cuando aparece la duda en un sistema electoral, resurge todo lo oscuro de la política. Por tal situación debemos pensar que las críticas hacia los sistemas electorales actuales son la consecuencia de una democracia que carece de musculatura participativa desde lo social.

Cuando escuchamos la palabra “clientelismo” sentimos que la sociedad en la que vivimos ha perdido algo de libertad, que esta dejando de actuar por sus propios medios, que esta abandonando un lugar de privilegio para entregárselo al poder de turno. Ese poder es el que le marca los ritmos a una democracia sobrevaluada o de baja intensidad. Cuando escuchamos hablar de clientelismo en cualquier ámbito se desvanece nuestra esperanza en el poder político, si es que aún creemos en ello.

No tengo dudas que en estos últimos años son los jóvenes los que nos han enseñado a participar más y mejor en política, son ellos los que pusieron la vara en la militancia política, en la solidaridad, en la defensa de las instituciones del estado. En la búsqueda de sus referentes fueron encontrando otros elementos para nutrirse socialmente en el juego democrático. Muchos jóvenes han revalorizado el concepto donde los ciudadanos que participan en política se sienten motivados por cambiar y mejorar la realidad de su barrio, de su ciudad o de su país. Ese debería ser el combustible de toda participación política.

Nadie dijo que era fácil fortalecer una democracia representativa por medio de la participación de sus ciudadanos las 24 horas del día. Sin embargo, podemos actuar en uno de los momentos cruciales de la vida democrática que es cuando se celebra la misa participativa por excelencia. Ahí, en ese momento crucial debemos ocuparnos de cuidar el sistema que tenemos utilizando las herramientas con las cuales contamos para elegir a nuestros representantes.

Ahora bien, el sistema electoral argentino y particularmente la arquitectura electoral de nuestra provincia contiene muchas falencias por resolver a mediano y corto plazo. Con 1043 sublemas en toda la provincia y con 53 sublemas en la Ciudad de Posadas queda demostrado que el régimen electoral municipal de la provincia no define ninguna eficiencia democrática al momento de elegir. Está claro que el régimen electoral misionero (ley de lemas y sublemas) lo único que hace es lesionar el proceso electoral, lo vuelve tedioso y confuso más allá de su intención original de velar sobre su tratamiento.

Sobre este punto debemos hacer hincapié y dejar a un lado las falencias de un sistema que tiende hacia la perversidad y ajustar la mirada sobre los controles al sistema. Es decir, hacer que el sistema funcione debidamente, llevar a la sociedad hacia el pragmatismo y evitar caer en los enredos que propone el sistema. Porque al fin de cuentas, un sistema que funciona depende de su aplicación y de las personas que ejercen ese derecho.  

Con esto quiero decir que debemos usar las herramientas democráticas que están a nuestro alcance, y ya no importa a que partido o que ideología política nos acerquemos más, aquí esta en juego un sistema muchísimo más grande que nos ampara institucionalmente. Como ciudadanos misioneros debemos ejercer nuestros derechos políticos al 100% y demostrarnos a nosotros mismos la anhelada transparencia que reclamamos.

Alguna vez ya lo pensó de esa manera Michel Foucault cuando definía algunas de las características del poder, ese poder que también se puede encontrar en los capilares de una sociedad, ahí donde se pone en juego el poder diario de las relaciones sociales.

Debemos ser concientes que el poder del ciudadano por momentos es subestimado por el ejercicio del poder político, sin embargo, eso no quita la posibilidad de ejercer mayor participación.  

 El mejor juego que debe tener una democracia representativa es donde los representados le marquen el ritmo a sus representantes y donde la discusión política no recaiga solamente sobre los funcionarios de turno, sino una ampliación de las discusiones cotidianas a los problemas reales. Esto último evita la interpretación de las encuestadoras rentadas por políticos que forman opinión y medios de comunicación viciados de poder. 

Ejercer la ciudadanía desde cualquier lugar que nos encontremos es parte de la maravillosa magia de la democracia, porque es la única salida para conquistar un sufragio libre. 

El 25 de octubre y todos estos días de campaña electoral seamos nosotros los fiscales de la democracia provincial y nacional, seamos nosotros los jóvenes interesados en política, seamos nosotros los custodios del voto universal, secreto y obligatorio, seamos nosotros los que votemos con convicciones, “seamos libres que lo demás no importa nada”.

Lic. Leonardo Amarilla

 

 

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